El menisco discoideo es una anomalía en la forma del menisco. Normalmente, el menisco tiene la forma de una semiluna, y en esta entidad el menisco tiene forma de un disco.
Las causas concretas no están claras. De hecho, existen diferentes teorías que se basan en una alteración durante el desarrollo del menisco en la etapa embrionaria, pero hasta ahora no hay ninguna demostrada. Normalmente, el menisco discoideo suele existir en ambas rodillas y suele afectar al menisco externo, es decir, el lado de fuera de la rodilla.
Por lo general, un menisco discoideo no da síntomas, sino que se diagnostica de forma accidental cuando se realizan pruebas complementarias, como la RMN (Resonancia Magnética Nuclear).
No obstante, si el menisco discoideo se encuentra dañado o roto, sí que puede producir síntomas, que serían los siguientes:
- Dolor
- Chasquidos
- Bulto en la zona externa de la rodilla
- Bloqueos, el paciente no es capaz de estirar completamente la rodilla
Pero, ¿cómo puede producirse una rotura de menisco? Un menisco se puede romper si:
- Se tuerce o flexiona en exceso la rodilla
- Se detiene y cambia de dirección al correr, al aterrizar de un salto o al girar la rodilla
- Levantar algo pesado cuando se está en cuclillas
- Cuando se recibe un golpe en la rodilla, por ejemplo realizando actividades deportivas como el fútbol.
El paciente con menisco discoide puede ser asintomático y no requerir de manejo durante toda su vida. Sin embargo, en muchos casos el menisco discoide suele romperse en el centro y esto da síntomas similares a los de una ruptura de menisco.
En otras ocasiones la parte posterior del menisco no está bien sujeta a la tibia y permite una movilidad anormal responsable de las molestias.
Hoy en día el mejor tratamiento es la Artroscopia, que no solo permite una evaluación completa de la articulación, si no que permite la remodelación del menisco afectado, con remoción de la porción central anormal y reparación de cualquier área dañada.
Previo a la cirugía se pueden realizar sesiones de terapia física con el fin de acondicionar a las estructuras adyacentes al menisco. El tratamiento consistiría en:
- Electroterapia analgésica (solo en caso de dolor)
- Movilizaciones pasivas para conservar la movilidad articular
- Ejercicios de potenciación muscular, especialmente cuádriceps
- Electroestimulación para reforzar la musculatura
- Estiramientos y crioterapia
Posterior a la cirugía la rehabilitación es primordial para regresar cuanto antes a las actividades que se realizaban con anterioridad y este consistirá básicamente en el tratamiento previo a la cirugía, añadiendo unos cuantos puntos.
- Enseñanza para el uso de muletas.
- Propiocepción y equilibrio
- Reeducación de la marcha.