¿Cómo se trata el Síndrome Femoropatelar?

Se le denomina Síndrome Femoropatelar a un cuadro clínico de dolor típicamente rotuliano que aumenta con la flexión prolongada de la rodilla, ascenso o descenso de escaleras o en plano inclinado. El síndrome femoropatelar es una patología frecuente entre los 15 y 30 años, con predominio en el sexo femenino.

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Hay múltiples factores etiológicos que influyen en la capacidad para la rótula de alinearse adecuadamente a la tróclea femoral, diversas publicaciones mencionan como causas probables del síndrome femoropatelar las siguientes:

  •  Sobreutilización debida a un desequilibrio entre el cuádriceps y los isquiotibiales.
  • Desequilibrio muscular (tensor de la fascia lata- glúteo medio; vasto interno-vasto externo)
  • Traumatismo directo sobre la rótula.

Los síntomas definen generalmente con precisión el cuadro clínico de este síndrome; el síntoma más frecuente y característico es el dolor, en región anterior de la rodilla, de localización difusa retro o peripatelar. Este dolor suele aumentar con el tiempo, y aunque llega a ser agudo, resulta irritante por su persistencia y por la incapacidad funcional que produce.

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El segundo síntoma más importante es el fallo en la rodilla, que se produce por un episodio de luxación o subluxación rotuliana, el paciente suele referir la sensación de desplazamiento lateral; otro síntoma frecuente es la sensación de roce áspero al subir o bajar escaleras o levantarse de la silla.

El tratamiento rehabilitador tiene como objetivos:

  • Disminuir la inflamación y el dolor.
  • Mejorar la movilidad articular.
  • Aumentar la flexibilidad muscular.
  • Fortalecer la musculatura inhibida.
  • Mejorar la postura en general.

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El reequilibrio de las fuerzas que controlan la rótula en todos los planos, permite el recentrado de la rótula durante la flexo-extensión de la rodilla, el tratamiento debe ser indoloro, progresivo, sin exceso de resistencia.

El objetivo mas importante de todo el programa de rehabilitación es el fortalecimiento del musculo cuádriceps; también se incluye la educación del paciente mediante la transmisión de pautas sencillas de higiene articular tales como evitar sedestaciones de larga duración con flexiones de rodillas próximas o superiores a los 90°.
Cuando se inicia el tratamiento es necesario el control del dolor, para ello es recomendable tomar algunas medidas para evitar que este aumente, en la etapa aguda es importante realizar cierto reposo con el objetivo de desinflamar más rápido de la zona y disminuir el dolor.
Después debemos ayudar a la flexibilización tisular y al reentrenamiento neuromuscular, haciendo hincapié en la recuperación y reactivación del movimiento. También debemos corregir las alteraciones posturales.